Como aficionado al fútbol estoy ya acostumbrado a la anormalidad humana y, como español, debería estarlo también a la mala educación de mi país, que en eso no distingue entre nacionalidades y regiones, y no tomarme en serio las reacciones de mis compatriotas, lo sean de buen grado o por obligación legal. Pero a mí me dan miedo tanto los que se emocionan al escuchar un himno como los que lo abuchean.
no pueden aplicar en 2025 a la actual situación geopolítica mundial
un discurso antimilitarista en los mismos términos que hace cuatro décadas.
El rechazo a la OTAN no tiene hoy el mismo significado que en 1986