Después de que la Ley aprobada recientemente en el Congreso -gracias a la mayoría popular -pusiera en salvaguarda los bienes inmatriculados por la Institución católica desde 1978, la Cámara vasca intenta reparar lo que desde ciertos sectores se ha venido a calificar como el mayor pelotazo inmobiliario de la historia de España.
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EH Bildu, PSE y PNV han sacado adelante una propuesta en la que reclaman con urgencia un listado de todo lo inmatriculado por la Iglesia desde 1978 con el fin de recuperar los bienes adquiridos indebidamente. En la proposición aprobada apelan a diversos estamentos públicos como Gobierno vasco y Diputaciones forales para que colaboren en el proceso. Habrá que ver si estas instituciones colaboran o se hacen las locas.
Pretenden sacar a la luz las inversiones públicas realizadas en la comunidad vasca en esos bienes- capillas, ermitas, iglesias- y verificar así a quien debería corresponder la titularidad de dichos inmuebles. Además, en muchos de esos lugares hay retablos y obras artísticas de valor patrimonial y material.
Debemos defender aquello que era propiedad del pueblo y mantenerlo en sus manos, es decir en manos de la administración vasca, no de entidades privadas o particulares. No es de recibo respaldar el expolio de bienes públicos aunque lo haga la mismísima Iglesia católica.