El PNV gobierna en Ajuria Enea, la Diputación de Bizkaia, el Ayuntamiento de Bilbao, Kutxabank, el Tribunal de Cuentas y EITB. Y a partir de ahora el PNV va a gobernar también en las diputaciones de Álava y Gipuzkoa, en San Sebastián y Vitoria, y hasta en Navarra. El PNV no gobierna en Murcia porque no quiere. El éxito electoral del PNV ha sido tan abrumador que, probablemente, uno de los pocos sitios donde no gobierne sea en nuestras camas.
Cuentan los analistas de la corte vasca que hay que remontarse 30 años para vivir un escenario semejante, y sorprende que casi nadie subraye los hipotéticos inconvenientes de un poder tan absoluto, una cuestión que suele indignarnos tanto a los vascos cuando hablamos del resto del mundo. Pero Euskadi is different y en el PNV están tan tranquilos que no necesitan siquiera revisarse los timelines de Twitter (aunque después de desalojar a Maroto en Vitoria yo echaría un vistazo por si acaso).
Y no se trata de cuestionar la voluntad popular ni los resultados de las elecciones (para eso ya está Rajoy pegando voces en la sesión de control del Gobierno), sino de analizar el hecho de que se acumule tanto poder en las mismas manos, que por no haber, no hay ni puertas giratorias porque todos viven en la misma casa y lo único que hay que hacer, como el todavía diputado general de Bizkaia José Luis Bilbao, es cambiarse de cuarto.