Ayer varios imbéciles realizaron gritos racistas en el partido Gijón - Athletic. El árbitro paro el partido un minuto y lo dejó reflejado en el acta. Desde los micrófonos del estadio se pidió que cesasen los gritos pero los energúmenos no hicieron ni puto caso.
Ahora es el momento en el que la Federación de Fútbol debe de mostrarse contundente y tajante. Tebas prometió luchar contra esos bocazas, contra los que les protejan o encubran y cerrar los espacios de los campos de donde procediesen tales gritos.
Ya está tardando en tomar las medidas que prometió.