«Gobernar o dirigir un país o una organización es pactar, y pactar no es ceder»

domingo, 11 de diciembre de 2016

¡Ay, qué memoria la nuestra!

Para los menos flexibles mentalmente, recordarles que el artículo que presento a continuación esta escrito por Javier Arteta en "Viento del Norte" en modo ironía.
Otegi no ha hecho otra cosa que dejar las cosas en su sitio. Aquí hemos matado todos, y no sólo ETA, ha venido a decir. Todos somos víctimas y verdugos. Todos debemos hacernos autocrítica y todos debemos pedirnos perdón a todos por los muertos de cada bando. Y aquí paz y después gloria. Es una manera de abordar la memoria sobre la violencia que este país ha venido padeciendo hasta hace cinco años. No es exactamente la mía, aunque no excluyo que, por razones de edad, tenga los recuerdos un tanto distorsionados.
Hay que reconocerlo: cuantos más años cumple uno, más desmemoria padece. Y a veces cree recordar cosas que no han sucedido. Por hablar de una muy reciente, yo me había llegado a convencer de que dos guardias civiles en compañía de sus parejas habían sido agredidos brutalmente, y en masa, por el simple hecho de pertenecer a un Cuerpo que supuestamente resulta incompatible con la idiosincrasia de Alsasua. Hasta que llegué a saber -¡y lo ha dicho hasta la gente de Podemos!- que lo que yo consideraba “agresión” era simplemente una “trifulca”; es decir, un “enfrentamiento confuso entre varias personas que riñen, discuten o pelean”, según recogen los diccionarios para definir el término.
Y si uno interpreta mal lo ocurrido como quien dice hace un par de días, no sería de extrañar que desbarrase igualmente con episodios más lejanos. Me cuesta, por ejemplo, recordar si, en tiempos tan agitados como los que Euskadi ha vivido, y con violencias tan cruzadas, he podido cometer algún asesinato, más que nada para cumplir con mi parte de responsabilidad colectiva. Creo que no, pero seguro que no habrá sido por falta de ganas, sino en razón de mi carácter, que es más bien apocado.
Igual confusión me embarga cuando se asegura desde la oficialidad más oficial de este país que fue la sociedad vasca la que hizo posible que ETA parara, cuando siempre había creído que los cuerpos policiales (y muy especialmente los del Estado) algo habían tenido que ver con este cese de la “actividad armada” del Movimiento de Liberación Nacional Vasco, de acuerdo con los eufemismos de rigor. Y si así fuera, ¿habría que agradecer al menos los servicios prestados a la causa de la paz por quienes son considerados los malos de esta película de horror que hemos padecido tan prolongadamente? ¡Pero si aquí no se salva ni la Ertzaintza! ¡A ver si va a resultar ahora que nos vamos a ver obligados a agradecer, no sólo a la Ertzaintza, sino hasta  a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía por habernos librado del terrorismo! ¿Qué mierda de memoria vamos a legar a nuestros hijos (e hijas)?