No resulta menos razonable responderle con la también repetitiva frase de "decir públicamente dónde están los escondites, a la vez que anunciáis vuestra disolución, y ya se encargará la administración de "darle salida" al tema".
La constatación de que tienen más agujeros e infiltrados que un queso gruyer no parece reconducirles a la autodisolución. Obstinados que son.
La obcecación de la banda más parece encaminada a perpetuarse anunciando que, una vez desarmada, la entidad se reconvierte. Y eso, a los que creemos que no sería una ONG al uso, no nos reconforta especialmente.
Habrá que seguir indicándoles que éste no es el camino que la sociedad les pide y seguir sometiendo a prueba su obstinación mental.