En las veinticuatro horas posteriores al anuncio de que Vladímir Putin reconocía la independencia de dos provincias ucranianas, EEUU, Reino Unido y los países de la UE compraron 3,5 millones de barriles de petróleo y productos refinados a Rusia por valor de 350 millones de dólares, según Javier Blas, de Bloomberg.
Resulta difícil imponer sanciones económicas a un país que es uno de los principales suministradores de materias primas a Europa, en especial gas y petróleo. Los fondos obtenidos por su exportación han permitido a Rusia aumentar las reservas del país hasta superar los 600.000 millones de dólares, además de modernizar las Fuerzas Armadas, las mismas que ahora avanzan sobre territorio ucraniano.
Putin está empleando esos fondos facilitados por EEUU y Europa para crear la mayor crisis internacional en territorio europeo desde 1945. Son las reglas del mercado.
Todo suena especialmente cínico.