En algunos mítines de fin de semana los hay que parecen obsesionados en verse a sí mismos como héroes que nos traen la paz, quieren hacernos ver que son ellos los que reflexionan, los verdaderos demócratas, los que abren el proceso democrático, y los que, en definitiva, tienen derecho a dirigir nuestras instituciones. Quieren vendernos la disolución de Ekin como un "gran paso" cuando todos sabemos que estaba finiquitada hace tiempo. En definitiva, quieren que ahora, después de treinta años, ahora que ellos han descubierto la rueda, la democracia, no se sabe muy bien si por gusto o porque no les queda mas remedio, quieren que todos nos sumemos al carro de su alegria y alborozo. Y si no lo hacemos, somos unos tristes y unos antidemócratas. ¡Uf!
Al hilo de todo esto, Joseba Arregi ha comentado este fin de semana que las víctimas del terrorismo claro que están "ilusionadas" ante una ETA "en trance de desaparecer", si bien lo estarán de verdad cuando tengan la garantía de que el futuro de la sociedad vasca no se basará en las razones que motivaron el asesinato de sus seres queridos y cuando estemos seguros de que la narrativa correspondiente a los años del terrorismo no la escriban quienes lo han practicado, justificado y encubierto. Parece razonable.