Decir tonterías, con premeditación y alevosía, y jugar a decirla mas grande, da la impresión de que a algunos, que de otra manera no serían portada de noticiario, les permite asegurarse, aunque sea dándole la vuelta al dicho, aquello de que "se hable de mí, aunque sea mal".
Aznar acusó la semana pasada al PSOE y al Ejecutivo de "tratar a los terroristas como hombres de paz" y pidió "que no se suplique a ETA algún gesto, declaración o documento que se pueda llevar al próximo mitin y justifique la colección de cesiones que se le están regalando". Simplemente una majadería más de aquél que les denominó MLNV.
Pero no piensen ustedes que las majaderías son solo cosas de la derecha o de los que anidad lejos de nuestro País. Justo al otro lado del abanico político, horas después, Txiki Muñoz, secretario general de ELA, el primer sindicato vasco por número de afiliados, se atrevió a decir nada menos que en la historia “en ningún imperio se ha esquilmado jamás como ahora a las clases trabajadoras”.
Ambas afirmaciones, además de profundamente injustas, son simplemente mentira. Decirlas deliberadamente debería de ser punible y, si no lo puede ser, ¿os imagináis que produjese un efecto pinochil, es decir, que por mentira dicha a proposito y sin escrúpulos, al portavoz de la misma le creciese la nariz un centimetro?