...seamos sinceros. Ayer Urkullu no consiguió los votos necesarios para ser Lehendakari. Y la razón es sencilla. Solo le apoya su partido. Y se conforma con eso. Se siente centrado, sin alternativas y, consecuentemente, cree que no necesita de nadie estable para arrancar su periplo gobernante. Y, sinceramente, desde mi humilde opinión, me parece un error.
Es más, me parecería mucho más lógico y democrático que ningún Lehendakari pudiese ser nombrado si no consigue desde el inicio el apoyo de una mayoría absoluta, la mitad más uno al menos, de parlamentarios. Esto obligaría a negociar, a acordar, a ceder, y a no levantarse de la mesa hasta haber llegado a un acuerdo.
No hace tanto hemos visto países europeos de primera linea y gran pedigree democrático tardar meses en conseguir formar gobierno porque entre los partidos que formaban el arco parlamentario no llegaban a un acuerdo. Mientras tanto funcionó el gobierno en funciones y a nadie se le ocurrió intentar arrancar sin una mayoría suficiente.
Y en estos momentos, el País necesita de un gobierno con amplio respaldo, que abra caminos muy consensuados y que presente alternativas ampliamente acordadas entre diferentes partidos. Y no vale decir que después, desde Ajuria Enea se harán llamamientos al consenso y al acuerdo. Esas cosas se demuestran al principio, antes de ser nombrado y para poder ser nombrado. Lo demás no solo es caer en la trampa de hacer lo que hasta ahora se criticaba. Es que el gobierno arranca con menos respaldo que el anterior. Lamentable, pero cierto.
En cualquier caso, suerte Lehendakari.
En cualquier caso, suerte Lehendakari.