Ya hemos cubierto otro récord en la historia del baloncesto ACB. Somos el primer equipo que se pone en huelga ante su jefe por prolongados impagos, la afición está con los jugadores, los señores de la Asociación se hacen los locos como si no supiesen nada de lo que estaba pasando. ¿?. Y el máximo accionista, dueño de la llave de la solución para salvar la entidad comienza a desaparecer o a no dejarse ver como hasta ahora en los partidos de Miribilla.
Arrinda ha demostrado que el tiempo en el que se ha mantenido en el puesto de mando del Bilbao Basket, sus empresas paralelas, colaterales o satélites habrán obtenido pingües beneficios de las labores, entre otras cosas, de compra y venta de jugadores y entrenadores, pero la institución sobre la que gira todo lo demás, el Club, se encuentra escuálido, sin un puto euro y con un agujero que algunos cifran en cinco millones de euros.
La solución, sin duda, pasa por su retirada completa o semi-completa. A lo sumo con un paquete de acciones residual, no como el mio, pero poco más. Y para ello, debe de dejar de funcionar como el perro del hortelano, que ni hacía ni dejaba hacer (también conjugado con otros verbos), y no tensar la cuerda hasta el punto de que todo pueda irse al garete.