Hoy Ucrania es un país de gestos y de símbolos encontrados. De sensibilidades antagónicas, que hablan de dos Ucranias. La que exhibe todas enseñas europeas, en Kiev. Y La Ucrania que quita su bandera para poner la rusa, en el este. Un este de mayoría prorrusa, aunque con minorías que no quieren dejar de ser Ucrania. La tensión es máxima... ya solo queda una semana para el referéndum en Crimea. Una región autónoma de Ucrania de sentir mayoritario ruso que, de hecho, ya está tomada por los militares enviados desde Moscú y por los vigilantes prorrusos, muchos de ellos, voluntarios.
La situación es muy tensa, pero los contrarios a Putin tampoco se esconden y resisten como pueden, como estos soldados que apuestan por el rock para subir la moral de un ejército en clara minoría. En el otro bando, la música es de acordeón, y los ánimos vienen sobre dos ruedas, directos desde Moscú. Son los lobos de la noche, el colectivo de fervientes patriotas en moto que tanto gustan a Putin. Lo cierto es que a pesar de todo, hoy por hoy, los enfrentamientos son más bien anecdóticos. Entre manifestantes de uno y otro bando. Por ahora los militares rusos sin identificar sólo han disparado al aire para evitar la entrada de los observadores de la OSCE. O, a este avión que volaba cerca de la frontera Rusa. Ataques, sin víctimas.
Mientras la diplomacia sigue moviendo todos los hilos. Hoy enésima reunión del nuevo gobierno Ucraniano. El primer ministro Arseniy Yatseniuk ha decidido viajar el miércoles a Washington para reunirse con Obama. Por teléfono ha hablado hoy Putin con Merkel y con David Cameron para reiterar que, aunque apuesta por las vías diplomáticas, los pasos que están dando los crimeos son perfectamente legítimos y legales.