La crisis que se esta viviendo en Ukrania en general y en Krimea en particular me ha llevado a plantearme una serie de puntos que quiero compartir.
Ukrania es dentro del reparto territorial del planeta una zona satélite de Moscow. También lo eran Polonia, las republicas bálticas y aquellos paises que antes estaban bajo el pacto de Varsovia, hoy disuelto, y ahora disfrutan del “manto protector” de la OTAN, aunque no sin un profundo desacuerdo y gran lamento de las autoridades rusas.
Pero hay “cambios”osas que no se van a permitir. Y Putin lo ha dejado muy claro en Siria. Los países donde tenga sus bases militares ni se tocan. Y claro a los estados del otro lado de la barrera les encanta “tocarle las pelotas al oso ruso”. Y de vez en cuando se enfada y pasa lo que pasa.
Me llama la atención la diferente barra de medir que las democracias occidentales utilizan para contar hechos similares:
Por un lado, las masas indignadas tomaron las calles y el parlamento en Kiev. Por otro lado en Krimea fueron bandas armadas violentas las que hicieron lo mismo. Suena un poco ridículo.
Por un lado si en Kiev el parlamento vota una decisión proeuropea se aplaude con las orejas. Por otro lado, si en Krimea el parlamento vota al unisono por una alternativa no acorde a los intereses europeos les parece fatal y poco democrático. Sigue sonando un poco ridículo.
Y si encima, aparte de “democracias y varios”, la banca alemana tiene unos enormes “intereses por cobrar”, se puede apostar a que la solución probablemete pase por soltarles pasta europe con una mano para que se les pueda cobrar lo que deben con la otra. Y si para eso hay que sacrificar Krimea, siempre será “a efectos bancarios”, que es lo que importa, un mal menor.