en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

domingo, 26 de febrero de 2017

Vientos de Levante, en el Teatro Español de Madrid

Lo primero que recibimos al nacer y lo último de lo que nos desprendemos al morir es el regalo invisible del aire.
A veces disfrutamos de suaves brisas que acarician nuestros días, otras de vendavales que nos empujan, sacuden o revuelven, y en ocasiones padecemos huracanes que nos arrasan o arrebatan lo que más queremos.
Nunca he sabido de dónde sopla el viento, pero en Cádiz, quieras o no, lo sabes.
El poniente viene del mar, del oeste. Es fresco, suele despejar el cielo dejando un sol brillante y se respira mejor.
El levante en cambio es seco, caluroso, destroza nervios, ilusiones y cristales y viene del este, como Mary Poppins.
No se puede elegir el viento, pero sí lo que hacemos con él: guarecernos, contemplarlo tras un cristal, seguirle la corriente, marchar en su contra ... o utilizarlo para volar.

Vientos de levante transcurre durante un verano en la Bahía gaditana. Ainhoa, una escritora que atraviesa una crisis personal, viaja por vacaciones para visitar a su amiga Pepa, una psicóloga que desarrolla su trabajo en dos centros de Cádiz: en una casa hogar de enfermos mentales y en el área de cuidados paliativos de un hospital, donde conocerá a Sebastián, enfermo de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica).
Durante unas semanas nuestras protagonistas compartirán experiencias marcadas por varias realidades: la frágil frontera (o el cruel muro) que nos separa de la locura y afrontar la muerte como algo natural y cercano que acabará por ganarnos la batalla a todos pero que nos deja de tregua la posibilidad de exprimir la vida al máximo y hasta el final.
Es una historia sencilla, plagada de humor y amor, donde el espectador se siente identificado con los problemas, inquietudes, temores y deseos de cada uno de los personajes.
Todo ello teniendo como marco las hermosas tierras gaditanas con su alegría, sabor, sus playas y su interminable brisa que cuando menos te lo esperas se transforma en un vendaval que sacude, molesta y revuelve las aguas de todos nuestros mares.