Esta casa abre sus puertas por primera vez en noviembre de 1960, de la mano de los padres de los actuales regentes Ellos, grandes admiradores de la descomunal figura de Miguel de Cervantes, le buscaron un nombre en clara referencia a este “príncipe de los ingenios”. No es de extrañar pues que, toda la decoración, gire tanto en torno a la figura del insigne alcalaíno como al producto de su ferviente imaginación.
Más de medio siglo después, la segunda generación que continúa aquella iniciativa, trata de no desvirtuar la filosofía con la que se abrió “El Ingenio”: alimentar tanto cuerpo como espíritu y, con los nuevos tiempos, seguir siendo un referente de la comida de siempre, entre la vorágine de las modas foráneas que pueden hacer que se nos olviden nuestras raíces.