A lo largo de cuatro horas de duración vemos desfilar a personajes clave en la Guerra Civil como Queipo de Llano, Manuel Azaña, La Pasionaria, el General Mola, el General Yagüe, Francisco Franco, Primo de Rivera, Clara Campoamor, Rosario La Dinamitera, etc…
A pesar de su larga duración, ‘1936’ transcurre a muy buen ritmo y no se hace pesada en ningún momento. Bien es cierto que la primera parte, antes del primer intermedio, es en mi opinión, la menos brillante de las tres, al menos en lo que a fuerza dramática se refiere.
La segunda, por el contrario, es una auténtica maravilla, una explosión de emociones y fluidez narrativa. Especial atención merece el episodio en el que miles de civiles del bando republicano huyen de Málaga, camino de Almería, mientras son masacrados por el ejército de Franco junto a aviones alemanes e italianos. Toda esta larga escena es una joya, desde el comienzo con María Morales y Alba Flores cantando ‘Los cuatro muleros’ hasta la resolución con un genial Juan Vinuesa, interpretando a un miembro de Cruz Roja, bañado en lágrimas por la tragedia.
La segunda parte se completa con el devenir de la Guerra en Barcelona, el desgarrador bombardeo a la ciudad de Guernica y la actuación de un grupo de artistas en un teatro de Madrid cuando irrumpen las bombas.
A continuación, llega otra de las escenas más potentes del montaje: la batalla del Ebro, narrada y puesta en escena con enorme brillantez. Magníficos todos los actores y espléndida la dirección.
Para concluir, ‘1936’ termina con un hermoso y emocionante epílogo que tiene lugar en la actualidad en una fosa común. Muy bien resuelta la puesta en escena de este desenlace por parte de Andrés Lima, que supone el colofón perfecto para un montaje extraordinario.
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