No me explico cómo han podido votar los inmigrantes latinos, afroamericanos o musulmanes a un individuo que predica xenofobia a raudales con supremacismo yanqui. Y levantando la Biblia, para embaucar.
Son muchos los que quieren la falsa paz, tranquilidad, plato seguro en la mesa, que no vengan a quitarnos el puesto, y no importa si las cárceles están repletas de periodistas o pensadores y las calles llenas de mendicantes.
Da vergüenza, y mucha pena, que el país dominante haya elegido a un personaje de mente cowboy-golpista en el que se integra la demagogia como estilo, lo más burdo como trato, la mentira como herramienta, el insulto como argumento, lo más zafio como norma ética y lo garrulo como estética.
Un hombre cargado de procesos y causas penales que se siente totalmente impune sabedor de que, haga lo que haga, sus millones de seguidores y sus millones de dólares lo eximirán de culpa. Esa es la nueva democracia plutócrata, el egoísmo total, ausencia de empatía por los más débiles, el culto a las fake news más obscenas, la impostura, la antipolítica, el fascismo mental.