En nuestra vida cotidiana convivimos con grandes mentiras
y/o medio verdades ante las que como ciudadanos/as, en general,
poco podemos hacer, salvo acordamos de ellas
a la hora de volver a comprar o en otros casos, el día de votación.
En ocasiones, como el de la imagen,
me llega la duda de pensar que se creen que somos gilipollas,
o cortos de vista, vergonzosos y que no vamos a mirar el objetivo real,
que no es otra cosa que saber lo que cuesta lo que quieres comprar.
y/o medio verdades ante las que como ciudadanos/as, en general,
poco podemos hacer, salvo acordamos de ellas
a la hora de volver a comprar o en otros casos, el día de votación.
En ocasiones, como el de la imagen,
me llega la duda de pensar que se creen que somos gilipollas,
o cortos de vista, vergonzosos y que no vamos a mirar el objetivo real,
que no es otra cosa que saber lo que cuesta lo que quieres comprar.
Si observamos la imagen, el precio real del objetivo a comprar
solo aparece en la parte inferior derecha
con un tamaño que si no fuese ofensivo e insultante,
parece un chiste.
Yo creo que de la misma manera que se regulan otras cosas,
de manera razonable y con intención inclusiva,
esta imagen, que sin duda, es un ejemplo de mala intención,
mala educación, y a la larga, mala gestión comercial,
debería "regularse" para que empresas amigas de la letra pequeña
deban de reconsiderar su manera de atraer a la clientela.