Foto del presidente electo de EE.UU. Donald Trump. EFE/WILL OLIVER
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Nadie debería hacerse el tonto sobre las intenciones expansionistas estadounidenses, esta vez verbalizadas por Donald Trump. EEUU un día decidió ser de puertas para fuera un imperio y su carrera anexionista nunca se ha detenido, sea por la fuerza militar o por compras o simples usurpaciones:
Recordemos por un lado la España de 1898: Cuba, Puerto Rico, Filipinas, ... Por otro lado Alaska, La Florida, Luisiana, parte de México, islas del Caribe; porque sí. Incluso se permitieron crear un nuevo Estado en África con repobladores estadounidenses: Liberia.
La cuestión es qué hacer. De momento, los líderes europeos, por ejemplo, el alemán Olaf Scholz, declaran tímidamente su incomprensión.
El programa político presentado por Ursula von der Leyen, otra otanista, está obsoleto y ha quedado en papel mojado.
Pero más obsoleto queda el ideario europeo.
Las Naciones Unidas las dejo al margen por vergüenza.
Resulta que la dirigencia europea pelea con firmeza la guerra de Ucrania para defender su integridad territorial mientras el “Boss” pretende anexionarse, incluso por la fuerza, el Canal de Panamá, Canadá y Groenlandia; este caso último es particularmente curioso porque se trataría de un miembro de la OTAN que ataca a otro, Dinamarca. ¿Sería de aplicación el artículo 5 del Tratado de la OTAN, tan invocado para complicarnos a todos en Ucrania?
