Estamos entrando en una era en la que formas de poder
potencialmente destructivas y sin límites
son lo suficientemente fuertes como para neutralizar,
eludir o eliminar cualquier proceso democrático
que pretenda ponerles límites.
Se trata de un nuevo tipo de poder fascista, un tecno-fascismo global que no conoce fronteras nacionales. Elon Musk es la metáfora de este nuevo tipo de poder. A diferencia de Adolf Hitler o Benito Mussolini, la personalidad específica de Musk, aunque repugnante, es de poca importancia, ya que lo que importa es la estructura de poder que él comanda hoy y que mañana puede ser comandada por otro individuo.
La fuerza de este nuevo tecnofascismo global se expresa bien en la dramatización mundial de la lucha de un Estado nacional relativamente poderoso contra un simple individuo extranjero por el simple hecho de ser tecnofascista global.
Cuando, el 31 de agosto de este año, la red X fue suspendida en Brasil por decisión del Tribunal Supremo porque su propietario se negaba a eliminar cuentas en la red que llegaban a millones de personas y cuyo contenido difundía noticias falsas, violaba gravemente los valores democráticos más básicos e incitaba al odio, la violencia e incluso el asesinato, fue noticia en todo el mundo.
¿Era imaginable hace diez años que un individuo solitario, y además extranjero, pudiera enfrentarse a un Estado soberano?
Obviamente no. Hoy, desgraciadamente, sí.
elviejotopo.com/tecnofascismo-tecnoterrorismo
-y-guerra-global/
La fuerza de este nuevo tecnofascismo global se expresa bien en la dramatización mundial de la lucha de un Estado nacional relativamente poderoso contra un simple individuo extranjero por el simple hecho de ser tecnofascista global.
Cuando, el 31 de agosto de este año, la red X fue suspendida en Brasil por decisión del Tribunal Supremo porque su propietario se negaba a eliminar cuentas en la red que llegaban a millones de personas y cuyo contenido difundía noticias falsas, violaba gravemente los valores democráticos más básicos e incitaba al odio, la violencia e incluso el asesinato, fue noticia en todo el mundo.
¿Era imaginable hace diez años que un individuo solitario, y además extranjero, pudiera enfrentarse a un Estado soberano?
Obviamente no. Hoy, desgraciadamente, sí.
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