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Una película técnicamente brillante e inquietante sobre el Holocausto. La película imagina la pura felicidad bucólica que experimentó el comandante del campo de Auschwitz, Rudolf Höss (Christian Friedel), quien con su familia vive en una casa familiar elegantemente decorada con sirvientes justo afuera del muro coronado por alambre de púas. Su esposa, Hedwig (Sandra Hüller), está encantada con el edénico "jardín paradisíaco" que le permitieron supervisar en la retaguardia, con invernadero incluido: se deleita con su título no oficial de "Reina de Auschwitz".
Están acostumbrados a eso. Mientras tanto, los oficiales de las SS discuten sobre los medios técnicamente más eficientes de exterminio masivo; nunca entramos en el campo en sí, aunque Höss se da el gusto de tener una prisionera en su oficina.
Su grotesca vida familiar llega a su fin cuando Höss recibe la orden de regresar a Berlín como inspector adjunto de los campos, pero Hedwig exige que se le permita quedarse con los niños en el cuartel del comandante porque ese es el mejor lugar para criarlos.
Tal vez la toma más impactante creada por Glazer y su director de fotografía sea la nítida y profunda vista desde el encantador jardín delantero de los Höss hacia el camino que lleva al muro del campamento, detrás del cual se ve la chimenea contra un cielo azul intenso y alucinante: a Höss le gusta recorrer el horrendo complejo a caballo.
La película intenta dar cabida al testimonio judío, aunque la secuencia final en el museo de Auschwitz de la era moderna puede absolver a la película de frivolidad, pero curiosamente representa una especie de pérdida de nervios, como si la película finalmente no pudiera soportar quedarse en la prisión de la ironía histórica y tuviera que salir de allí en un flashforward para reafirmar sus credenciales humanas.
Una película que nos permite deducir que semejantes barbaridades no solo son cosas del pasado y que hoy en día tenemos países , incluso supuestamente democráticos, que practican similares salvajadas, y todos sabemos quienes son sin necesidad de nombrarlos.