(...continúa de ayer)
No a la escenificación innecesaria de “rasgaduras de vestiduras” con frases rimbombantes que permiten que la ciudadanía relativice a su criterio las afirmaciones de sus líderes políticos. No ayudan a mantener la credibilidad necesaria. Si uno dice que la autonomía vasca “está en suspenso” y la ciudadanía sigue a su bola, solo puedo sacar dos consecuencias: O no le creen, con lo cual, no hace falta dar más explicaciones, o lo que es peor, no les importa. Prefiero creer la primera opción. En la misma linea, instar a la ciudadanía a presentar recursos o denuncias en Estrasburgo por el rechazo a la consulta es una propuesta especialmente peligrosa si los ecos de la llamada no son respondidos con la fuerza que se supone acompaña la iniciativa.
Y por último, de momento, a la hora de elegir un camino, las compañías son importantísimas. Y aunque lo haya comentado más veces, no me parece de recibo co-gobernar con un consejero de justicia que hace chistes con las vacaciones de los jueces, desacredita las instituciones que el mismo dirige, representa y de las que cobra una pasta, y no desaprovecha la ocasión para criticar y desligarse del partido que lidera el gobierno al que pertenece. Alguien dijo no hace mucho que cogobernábamos con dos partidos minúsculos con indiscutible fecha de caducidad. ¿Alguien se cree que eso ayuda a dar credibilidad a un proyecto?
La agonía solo suele ser el preámbulo de la muerte y los que creemos que la nave, tal como va, terminará arrastrada a la catarata cuyo sonido ensordecedor todos lo sufrimos ya, solo podrá ser salvada de un triste final con un importante golpe de timón. ¡Sea!