No a la escenificación innecesaria de “rasgaduras de vestiduras” con frases rimbombantes que permiten que la ciudadanía relativice a su criterio las afirmaciones de sus líderes políticos. No ayudan a mantener la credibilidad necesaria. Si uno dice que la autonomía vasca “está en suspenso” y la ciudadanía sigue a su bola, solo puedo sacar dos consecuencias: O no le creen, con lo cual, no hace falta dar más explicaciones, o lo que es peor, no les importa. Prefiero creer la primera opción. En la misma linea, instar a la ciudadanía a presentar recursos o denuncias en Estrasburgo por el rechazo a la consulta es una propuesta especialmente peligrosa si los ecos de la llamada no son respondidos con la fuerza que se supone acompaña la iniciativa.
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La agonía solo suele ser el preámbulo de la muerte y los que creemos que la nave, tal como va, terminará arrastrada a la catarata cuyo sonido ensordecedor todos lo sufrimos ya, solo podrá ser salvada de un triste final con un importante golpe de timón. ¡Sea!