El domingo nos hemos despertado con dos noticias terroristas que han copado los principales espacios de los noticiarios internacionales, de los digitales y de los de papel, y los primeros minutos en las ondas. Me refiero a Islamabad y a Euskadi.
Dos organizaciones terroristas distintas entre sí, pero con un mismo objetivo: Asustar a la población civil para forzar a la clase política dirigente de sus respectivos lugares a tratarles como fuerzas políticas con derecho a decidir. Mi mayor desprecio y repulsa para quienes diseñan, realizan, apoyan o no se atreven a condenar estos hechos.
Y, por otra parte, esta semana pasada varias organizaciones han sido oficialmente ilegalizadas. No voy a volver a pronunciarme sobre este tema porque lo que es evidente es que cualquiera que juega al mus y observa que uno de los contrincantes hace trampas, y entre otras cosas, se vale de su primo de “zumosol” para amedrentar al resto de jugadores, lo mas probable es que se le denuncie y no quiera nadie volver a jugar con él.
Pero oyendo solicitar apoyo y solidaridad, tal como le hemos oído a una de las Nekanes, viendo por otra parte que son incapaces de darlo a quienes han sufrido este fin de semana las acciones de ETA, dan ganas de mandarles al carajo.