El Twitter de un político tiene que ser un espacio de conversación. El hecho de tener un perfil de Twitter no significa que se esté haciendo una estrategia 2.0. Es imprescindible escuchar, responder como una persona (no como un político) y, sobretodo, aportar valor (no dar la vara). Esto requiere esfuerzo, dedicación y trabajo (palabras fuera del diccionario de los políticos del Congreso de los Diputados). Es una tarea de hormiga. Pero si un político logra desempeñarla día tras día de forma útil y empática, obtiene una credibilidad y una proximidad de hierro. Esto le puede diferenciar del resto de políticos. Es media victoria en las próximas elecciones.
no pueden aplicar en 2025 a la actual situación geopolítica mundial
un discurso antimilitarista en los mismos términos que hace cuatro décadas.
El rechazo a la OTAN no tiene hoy el mismo significado que en 1986