Hace falta que los países del sur cumplan con sus cuentas públicas, pero también una Europa solidaria con un Tesoro común que proteja al euro: el que circula en Berlín y el que guardan en el colchón los aterrados atenienses. No queda ya ni mucho tiempo ni muchas más salidas.
Si Alemania y sus aliados del norte -por su dogmática tozudez ideológica- no abren la mano y permiten otras salidas, aunque eso implique algunos puntos de inflación en los países ricos y una devaluación del euro, la ruptura de la moneda única es más que probable. Si Alemania no permite otras políticas, tras el fracaso del rescate parcial a España viene el rescate completo. Y tras España, la siguiente en caer es Italia.