Escribe josu.montalban en su cuenta de Facebook que no para de sorprenderse porque lee en un periódico que Iñigo Urkullu, Rodolfo Ares y Rufi Etxeberria están en permanente contacto con los verificadores.
Es decir, que son los verificadores de los verificadores, con lo cual el tal Manikkalingam no pasa de ser un correveidile, un chismoso que cuenta todo lo que presume o sabe. Pero lo grave no es la actitud de este señor de apellido largo sino el hecho de que Urkullu y Ares tengan hilo directo y constante con los verificadores, porque estos verificadores los eligió ETA.
No entiendo para qué se constituyen foros, comisiones, congresos y demás actos, con la bendición de las Instituciones, para que luego haya estos pequeños conciliábulos que se reunen en clandestinos lugares y cualquiera sabe lo que maquinan. Esto es absurdo. Me pregunto yo si cuando van a esos conciliábulos raros les cuentan a los verificadores que la democracia actúa desde las instituciones en las que participan los elegidos democráticamente en las Elecciones respectivas, y no desde los conciliábulos.
Además, resulta bochornoso que salgan estas noticias en los medios de comunicación, porque las noticias de estas prácticas tan poco edificantes, han sido dadas a los periodistas por ellos mismos. Da la impresión de que se trata de mostrar que saben ellos lo que ninguno de los demás sabemos. ¿Para qué sirven las instituciones democráticas si en ellas se discute sin tener todas las noticias, ni los chismes como este?
Según el mismo periódico los verificadores han sido llamados por algún Juez para que digan algo sobre su reunión con ETA. ¿Qué pasa con quienes se reunen con quienes se reúnen con ETA? ¿No sería más honrado que estos señores dijeran públicamente que quieren hablar con ETA, que es tanto como negociar el fin de ETA?
Todo esto es absurdo y miserable, pero no porque se haya producido sino porque se ha producido de forma clandestina. La sociedad vasca dijo, ha dicho muchas veces, que quiere que sean las Instituciones las que planifiquen el final de la violencia. La sociedad vasca no necesita verificadores de los verificadores. Todo está suficientemente verificado.
Una última pregunta: ¿acudirán con sobrero tirolés o con txapela a las reuniones secretas con los verificadores?