Ni Urkullu, vigilado por ese PNV que apoya a la Generalitat de Puigdemont desde los 35 ayuntamientos que se solidarizan con el soberanismo catalán, ni Rajoy, vigilado por Aznar desde la extrema derecha situada en el interior del PP, pueden retroceder en Euskadi ni avanzar en el conjunto del estado español.
Y este empate político condena ya al Plan Urkullu, incluso antes de que se ponga en marcha el próximo 8 de abril. Las mismas razones que llevan al PNV a escenificar una rendición honrosa de ETA, llevan al PP a rechazarla e imponer una rendición pura y dura de ETA.
Por lo tanto, Ajuria Enea sabe ya que Rajoy les concede todo menos el rosario de la cuerda de presos; por su parte a Rajoy se le hacen los dedos huéspedes contando con los cinco escaños vascos que ha podido comprar sin poder rematar la compra. Sigue hoy teniéndolos, pero ya no son sólidos como ayer.