Recibir presiones forma parte del oficio de periodista. No debería ser así, pero lo es.
Están acostumbrados a ellas y deben aprender a gestionarlas desde el principio, de la misma manera que les toca gestionar la información falsa o sesgada, la escasez de fuentes fiables, la ocultación de datos que deberían ser de dominio público o la falta de recursos humanos y materiales para lograr que una cobertura informativa esté realmente completa.
Hoy, como entonces, existen periodistas que saben gestionar las presiones con destreza y sin sufrir un desgaste aparente. Y los hay que no saben o no quieren hacerlo. Sea cual sea el medio para el que trabajen. Sea quien sea su redactor jefe o su director. Lo que no existe, al menos hasta donde yo sé, es el periodista que no sufre ningún tipo de presiones. Así sean las del vecino del cuarto, que tiene un hijo muy espabilado al que acaban de dar un premio en la feria de ciencias ( ¿Crees que puede interesarle al periódico para una entrevista en la sección de local?…)
Sorprende por ello el durísimo comunicado publicado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) denunciando lo que define como "acoso" de Podemos a algunos periodistas, que aparentemente se sienten "amedrentados" por las críticas hechas por representantes de este partido.