Vibrante y poético, merece la pena ser visto y supone un novedosa aportación al espectáculo teatral, si bien, en mi opinión, en la segunda parte, la del infierno, sobran algunos minutos de escena.
Mientras Trump habla del éxito del plan de paz, los israelíes mantienen los dedos en los gatillos de armas que siguen apuntadas a la población civil de Gaza. (martin.gak)