Vibrante y poético, merece la pena ser visto y supone un novedosa aportación al espectáculo teatral, si bien, en mi opinión, en la segunda parte, la del infierno, sobran algunos minutos de escena.
Sorprendiendo a quienes se creían todopoderosos.
Importunando a quienes no querían entenderlo.
Apartando a representantes de genocidios.