El reto principal de la moción de censura no era explicar por qué se presentaba la moción, hay motivos de sobra y la gente lo ha entendido bien.
El verdadero reto era el de ser capaces de transmitir a la ciudadanía que pueden ser parte de una alternativa solvente de Gobierno con propuestas ejecutables y con capacidad para llevarlas adelante.
Y en esa alternativa, el partido clave, al día de hoy, y a corto y medio plazo también, será el PSOE. Sin él no habrá cambio. Parece que de este debate que hoy ha finalizado, se han vuelto a reconstruir, aunque sea débilmente, las relaciones con el partido político más viejo de España.
Lo que no termino de entender es por qué esa saña innecesaria contra el partido naranja que, si bien hoy solo es bastón de apoyo de unos u otros (Véase Andalucía o Madrid), algún día podría servir de apoyo real al cambio. Lo hubiera hecho hace ahora un poco más de un año, cuando incomprensiblemente Podemos se negó a apoyar el cambio político, y podría volver a ser necesario. Romper o quemar puentes en política siempre termina con arrepentimiento del destructor.