Este domingo acaban las fiestas del pueblo. Salvo algún episodio machista típico de los antidemócratas que campan a su libre albedrío, los actos han transcurrido razonablemente bien.
Que nadie entienda este escrito como un comentario de una persona contraria a este tipo de eventos. Completamente falso. Y creo que podría demostrarlo.
Pero sí que es cierto que hay una característica de estas fiestas en Sopelana que me resulta especialmente antipática. Y es el hecho de la permisividad que se da al ruido desproporcionado que surge de determinados bafles a las tres, a las cuatro, a las cinco e incluso a las seis de la madrugada, cuando casi empieza a amanecer.
Y esos bafles no están en la playa, no. Están en el centro del municipio. Y las personas que están en la calle a esas horas en torno a los mismos son sensiblemente menos que las que estás padeciendo esos decibelios desproporcionados en camas distantes cien o doscientos metros. Con ventanas y persianas cerradas.
¿Cómo puede justificarse que las ganas de algunos/as por hacerse oír, aun sabiendo que molestan, pueda estar por encima de una mayoría que a horas razonables, como las cuatro de la mañana, "sueñen" despiertos con su derecho a descansar?
La permisividad del Ayuntamiento de Sopelana con la hostelería de este municipio raya el libertinaje. Bien harían si mirasen de riojo a su hermano mayor, el Ayuntamiento de Bilbao.
Pero sí que es cierto que hay una característica de estas fiestas en Sopelana que me resulta especialmente antipática. Y es el hecho de la permisividad que se da al ruido desproporcionado que surge de determinados bafles a las tres, a las cuatro, a las cinco e incluso a las seis de la madrugada, cuando casi empieza a amanecer.
Y esos bafles no están en la playa, no. Están en el centro del municipio. Y las personas que están en la calle a esas horas en torno a los mismos son sensiblemente menos que las que estás padeciendo esos decibelios desproporcionados en camas distantes cien o doscientos metros. Con ventanas y persianas cerradas.
¿Cómo puede justificarse que las ganas de algunos/as por hacerse oír, aun sabiendo que molestan, pueda estar por encima de una mayoría que a horas razonables, como las cuatro de la mañana, "sueñen" despiertos con su derecho a descansar?
La permisividad del Ayuntamiento de Sopelana con la hostelería de este municipio raya el libertinaje. Bien harían si mirasen de riojo a su hermano mayor, el Ayuntamiento de Bilbao.