Se pregunta mas de uno que qué hemos hecho nosotros para merecernos esto. Y como diría aquel, agradezco que me haga esta pregunta porque tenía muchas ganas de responderla.
En mi opinión, y como dice la canción, la respuesta "está volando en el viento":
* el "monotematísmo" de los últimos meses,
* la aparente y falsa indiferencia, mostrada fundamentalmente al principio de la campaña, sobre quien ocupase La Moncloa,
*la que podemos calificar como "demasiado larga en el tiempo ya" compañia en el gobierno de Vitoria-Gasteiz de dos fuerzas (EA y EB-B) que al día de hoy son extraparlamentarias en Madrid, en vez de apoyarnos en socios estables,
*la excesiva apariencia de mercantilización de los votos por nuestra parte en la capital del Estado,
*la ambigüedad y/o bandazo con los mensajes públicos en la última década,
*la "batasunización" de los discursos de algunos portavoces,
*un radicalismo impropio e innecesario en muchos mítines domingueros,
*un discurso distante del interés público mayoritario,
*un abandono de una transversalidad deseada y defendida por una amplia mayoría,
*una sacralización" del derecho a decidir, como si fuese la madre de todas las batallas, cuando realmente la gente lo relativiza y lo aleja como "problema" de su vida cotidiana, prefiriendo vivir en una tierra cohesionada sin riesgos de división 51/49%s,
*esos discursos que ni nosotros mismos nos creemos,
*los aparentes ciertos complejos por los gritos radicalotes de nuestros "hermanos y hermanas" de EA,
*la mediocridad o el chupopterismo que algunos alderdikides han manifestado en el desarrollo de sus funciones públicas,
*la larga y prolongada tendencia a desmovilizar a los afiliados, lo que ha llevado al partido a tener la afiliación menos participativa de la historia legal del partido, "privándole" de debates políticos internos, serios, relajados, democráticos, sin miedos a que te señalen como a la "oveja negra" del rebaño,
*el insuficiente aprecio al uso las nuevas tecnologías en la vida cotidiana del Partido,
*...
Pero a pesar de todo ello, creo en el Partido, y quiero seguir creyendo, pero tenemos que darle la vuelta a esto. Positiva me ha parecido la reacción de Urkullu que, a diferencia de otros lideres que a pesar de fracasar solo muestran los datos favorables de manera esperpéntica, supo reconocer su decepción y los malos resultados y adquirió el compromiso de una seria reflexión para encontrar soluciones a las verdaderas preocupaciones de la ciudadanía.