Agosto 2012, en un parking de Leicester, debajo de una plaza de aparcamiento con una R marcada en el asfalto, son hallados los restos de Ricardo III. No es un lugar habitual para enterrar a un rey. Así empieza nuestra historia; una disección, no solo del turbulento pero breve reinado de Ricardo III, sino también una disección de la maldad humana que, conscientemente o inconscientemente, forma parte de nuestra naturaleza psicológica y biológica.
Ricardo, deforme y maquiavélico, tirano y sanguinario, nos recuerda que el mal forma parte de nuestra vida diaria, que el mal es inherente al ADN humano, que la maldad y la bondad anidan en el corazón. El infierno está vacío; todos nuestros demonios están aquí.
Ricardo III es uno de los grandes villanos creados por Shakespeare, un ser de magnetismo diabólico convertido en mito teatral. La obra, escrita probablemente hacia 1592, cuando Shakespeare tenía veintiocho años, está enteramente estructurada a partir del malvado monarca, centro vital y activo del que dependerá toda la acción. Es sin dudas una de sus producciones históricas más ambiciosas y uno de los dramas más espectaculares y crueles en la historia del teatro universal.
teatroarriaga.eus/programacion/la-verdadera-historia-de-Ricardo-III
Interesante leer antes de acudir al teatro:
https://www.elconfidencial.com/cultura/2013-02-07/nueve-pistas-para-descubrir-la-verdadera-historia-de-ricardo-iii_501421/
El montaje, de dos horas de duración, combina la crueldad y lo ridículo e incluye también ciertas escenas metateatrales en las que el protagonista, encarnado por Joaquín Furriel, interactúa brevemente con el público para dar a éste un cierto respiro entre asesinato y asesinato, entre traición y traición, entre maldad y maldad.
Todos los elementos que conforman el mal son utilizados por Ricardo III, un tirano ávido de poder, capaz de recurrir al crimen, el engaño, la brutalidad o la traición, si todo ello le sirve para alcanzar el fin que persigue, ocupar el trono de Inglaterra. No es la primera vez que Bieito y Furriel trabajan juntos. El montaje estrenado en Argentina ha supuesto el feliz reencuentro entre ambos artistas, que ya habían trabajado juntos en una versión de La vida es sueño de Calderón de la Barca en 2010. Muy interesante.
En mi opinión, cierta exageración dramatica y emocional acompaña las dos horas de ruración, pero la obra es, sin duda, de una interpretación excepcional. Quizás demasiado "argentinizada", algunos momentos que no he entendido (la bajada del coche, ...) pero aconsejable su visión.