Parecía imposible pero la batalla, al menos de momento, se ha ganado. Los que criticaban las formas democráticas y a la vez contundentes de pararles tendrán que reconocer que se ha conseguido el objetivo.
Cuando todavía no hace un mes del fin de una Vuelta marcada por las protestas contra la presencia del conjunto del Israel Premier Tech y la denuncia del genocidio en Palestina, Sylvan Adams, el magnate de la escuadra israelí, amigo personal de Benjamin Netanyahu, anuncia que deja la escuadra ciclista.
Dice adiós en un ambiente más que enrarecido sabiendo que mientras dure la ofensiva en Gaza el equipo no era bienvenido en ninguna carrera europea. Ha tomado la decisión de cambiar el nombre y la imagen del equipo, alejándose de su actual identidad israelí. Es simplemente una batallita, pero puede animar a conseguir victorias más importantes.
