El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

jueves, 13 de diciembre de 2007

Euskal Telebista como ejemplo de integración

Otro artículo de interés, de otro diario guipuzcoano, de la pluma de Amatiño. Comienza así:

Un día como hoy, hace un año, exactamente a las ocho y veinte de la tarde del 13 de diciembre de 2006, el canal francófono de la televisión pública belga interrumpió la emisión en horario de máxima audiencia y uno de sus presentadores más conocidos, con claros síntomas de preocupación pero de forma profesional y circunspecta, anunció la decisión del Parlamento flamenco de proclamar su independencia y escindirse de Bélgica. La primera información de alcance ofreció imágenes del Parlamento de Flandes, así como de entusiasmados militantes flamencos ondeando felices su bandera. El reportaje denunció el paradero desconocido del Gobierno belga y dio cuenta de que la OTAN, con sede en Bruselas, estaba en alerta roja. Recogió asimismo las precipitadas valoraciones de diversos líderes políticos y mostró la grabación del rey Alberto y la reina Paola accediendo a un avión militar para huir con destino al Congo, antigua colonia belga.
Miles de ciudadanos valones pertenecientes a la comunidad francófona de Bélgica creyeron a pie puntillas que la temida separación entre Flandes y Valonia se había finalmente producido y para cuando, a los treinta minutos, la propia cadena aclaró de que todo ello era un montaje en clave de humor, los teléfonos de la RTBF estaban colapsados y amplios sectores de la ciudadanía eran presos de la incertidumbre y el caos.
Luego se supo que un equipo de periodistas de la RTBF había estado preparando el programa durante casi dos años con idea de mostrar ante la audiencia el riesgo real de una hipotética división de Bélgica. Los políticos de uno y otro signo criticaron la supuesta irresponsabilidad de la televisión pero nadie negó la mayor: si la audiencia llegó a creerse la broma fue porque, en el fondo, a nadie le pareció increíble. Lo que en cualquier otro Estado hubiera podido producir hilaridad, en Bélgica –o cuando menos en Valonia— produjo pavor.
¿Qué pasaría en Euskadi si ETB hiciera algo parecido? Probablemente no tendría mayor trascendencia que la propia de una inocentada más. Una más al estilo de “Vaya semanita” y poco más. Euskadi no es Flandes, tampoco Valonia. Mucho menos aún, Bélgica.
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