
Desde Bruselas, Iñigo pidió ayer al TSJPV que termine de una vez con el juicio abierto contra el Lehendakari y otros líderes de Partido Políticos, por haberse reunido con responsables de Batasuna porque ni en Euskadi, ni en el Estado ni en Europa se entiende que un tribunal pueda continuar con este juicio y desaproveche, una tras otra, las oportunidades de cerrar definitivamente un proceso que nunca debería haber visto la luz.
Parece ser que sólo el morbo y el deseo irrefrenable de una parte de la judicatura, un tanto politizada, derechizada y radicalota, de ver a la máxima representación institucional de Euskadi sentada ante un banquillo puede explicar las decisiones que, en este caso, está adoptando la justicia.
La nulidad de actuaciones sería la salida mas razonable después de todo el esperpento vivido.