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1. En primer lugar, hablar con el resto de administraciones de la CAV para saber qué están haciendo y qué les hace falta. Sé que la mayoría van a su bola, pero el cloud computing exige más coordinación que nunca. Es fundamental, por tanto, sentar a todas las sociedades informáticas públicas que hay en Euskadi para buscar sinergias y para hacer planes compartidos. Y admito que es complicado, porque esto no lo consiguió ni el PNV cuando controlaba todas las administraciones, pero me parece esencial que tengamos de una vez un chief digital officer para toda la CAV.
2. Hay que hacer números. Creo que el resultado va a ser claramente favorable al uso del cloud computing, pero hay que demostrarlo contablemente. ¿Es más eficiente tener un único centro de datos en Euskadi? Desde luego que sí. Pero si eso exige rehacer todos los sistemas informáticos, a lo mejor nos sale cara la broma.
3. Hay que diseñar una estrategia de país, que va mucho más allá de lo que le interese a la Administración pública y toca también a la política industrial. Si queremos que Euskadi sea líder en este campo hay que dejar que las empresas empiecen a desarrollar productos para usuarios importantes y el Gobierno Vasco es uno de los más grandes. Hay demasiadas empresas vascas que viven exclusivamente de alquilar informáticos a Ejie o sus análogos forales. Eso es ridículo. Lo que hay que promover desde la Administración es un tejido empresarial que ofrezca productos de verdad hechos en Euskadi, no simples servicios de mantenimiento.
4. Hay que ser conscientes de que el cloud computing tiene un importante riesgo de privacidad. No podemos dejar que Google gestione la informática pública, como está experimentando el Gobierno extremeño y parece sugerir el informe encargado por la Diputación de Gipuzkoa. Es fundamental que la gestión de los datos se haga en Euskadi y por parte de una entidad que tenga el debido control público. No podemos dejar que esto lo haga una multinacional. Es un trabajo que debería recaer, sin duda alguna, en Ejie. Creo, en definitiva, que debe haber una “nube pública”.
5. El software que corra en esa nube pública debe ser libre. Los programas de código abierto tienen evidentes ventajas de coste, de reaprovechamiento, de generación de una industria local, de interoperabilidad y de transparencia. Esto no lo digo yo. Lo dijo el Cenatic, un ente dependiente del Gobierno central y en cuyo patronato figura el Ejecutivo vasco. Por lo tanto, nube pública pero software libre. No nos fiemos de alternativas privadas (caso de Google Apps) que no dejan de ser más de lo mismo: depender de por vida de una empresa.
La nube es una gran oportunidad para rehacer nuestra informática y para dar oportunidades reales a empresas locales. ¡Aprovechémosla desde ya!