El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 27 de septiembre de 2011

Sonreir es otra manera de enseñar los dientes

Lindacaritzastreet
Una de las consecuencias de la, para mi, desafortunada sentencia es la aceleración del camino hacia los altares de Arnaldo Otegi. Ya se sabe que el martirio da puntos para la santidad, pero estos días ha dado un paso más pues también ha conseguido un milagro: que la mayoría de los presos de ETA digan de alguna manera que quieren acabar con los atentados.
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Ahora tiene un trabajo que consiste que convertir la energía militar que tuvo ETA, en energía política. Hay que convencer a la gente que apoyó a "la organización", que ahora se trata de apoyar a SortuBildu o lo que corresponda y a poder ser posible él de jefe. Para eso hay que mantener ese extremo control de tiempos, tirar lo justo para que no se disperse el rebaño y soltar la cuerda lo suficiente para que la bola siga adelante.

Pero ¿Otegi es demócrata? Si lo comparamos con otra persona, Mario Onaindia que emprendió desde ETA p-m el camino de su disolución de una forma sincera y decidida, las diferencias saltan a la vista. Cuando Mario Onaindia (hoy segundo capítulo de "El precio de la libertad" en ETB) sale de la cárcel quería ser demócrata, antes por supuesto de la propia disolución de los p-m. A Arnaldo Otegi no se le ve esa convicción, se le ve con una concepción puramente instrumental y fría de la democracia. Esperemos que en este caso el hábito haga al monje.

Nota. El texto esta recogido de "Linda Caritza Street" y el bello pantocrator es cosa de su sobrino Pablo.