Este fin de semana es el cumpleaños de Aintzane Ezenarro y, si bien la fecha ya es motivo para una felicitación, la mía es doble, fundamentalmente, por su negativa a plegarse a las nuevas "exigencias de sus "primos-hermanos".
La verdad es que últimamente se ha prodigado poco por los medios. Al estilo de los viejos tiempos ha quedado silenciada y reducida a su labor estrictamente burocrática-parlamentaria. Reducida a la mínima expresión política. ¿Qué otra cosa podía esperar de sus nuevos compañeros de coalición?
Goza de mi respeto y simpatía, si bien creo que se le puede echar en cara cierta dosis de ingenuidad al embarcar con algunos compañeros de travesía. Ella cuando empezó su viaje con el despegue claro y sincero de aquel movimiento nacionalista radical solamente adquirió el billete de ida, de salida de aquel infierno ideológico, pero por lo que se ve, la mayoría de sus entonces compañeros de marcha, fueron más previsores y por un precio similar adquirieron el billete de ida y vuelta.