Es difícil estar en desacuerdo con el discurso pronunciado por el lehendakari, a pesar de algunas insuficiencias en temas importantes para la articulación de la memoria colectiva. Valgan como ejemplo las insuficiencias que se detectan en todo el apartado referido a ‘Verdad y Memoria’ respecto a las ‘otras víctimas’, distintas de las de ETA, pero también víctimas de la violencia. La memoria colectiva a la que alude el lehendakari necesita nutrirse también del testimonio de estas otras víctimas. No vaya a ser que a falta de una memoria colectiva, articulemos varias fragmentarias y enfrentadas. A pesar de ello, reitero que la intervención del lehendakari resulta positiva y constructiva, si bien debe ser mejorada y completada.
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Y es muy importante que la izquierda abertzale tenga su sitio en este diálogo sobre el final de la estrategia de imposición militarista; sobre las consecuencias en la convivencia democrática y también sobre la nueva política penitenciaria. Es importante que participen, pero sobre todo es imprescindible que escuchen. Por ejemplo, que escuchen que la clave de la nueva política penitenciaria no está en ETA ni está en Rajoy, sino en cada uno de los presos, sin exclusiones. Que los presos deben tener la libertad de elegir su futuro dentro de las posibilidades que ofrece la legalidad penitenciaria flexiblemente aplicada. La izquierda abertzale sabe que ETA puede ayudar a los presos anunciando la irrevocable decisión de disolverse, pues así los presos dejarían de ser de ETA, recobrarían su identidad y sería más factible la aplicación de las medidas de reinserción, incluida lógicamente la concesión de indultos. La izquierda abertzale debe participar en el diálogo para compartir también las medidas y la salida a ofrecer a los presos condenados por delitos terroristas.
Xabier G. hoy en Vocento