La lamentable.org |
Éramos un balcón a pie de calle. En los barrios, en los pueblos, en los centros educativos, la gente de Gesto por la Paz se concentraba durante 15 minutos y desplegaba una pancarta siempre que se producía una muerte por causa de la violencia terrorista específica del País Vasco. Llegamos a tener más de 200 de estos balcones a lo largo de toda la geografía vasca y navarra. Y, a lo largo de los 26 años de existencia de Gesto por la Paz y con motivo de las 400 muertes que se produjeron durante todo ese periodo, cientos de personas se concentraron durante más de 4.000 minutos, más de 73 horas, más de tres días… Es mucho tiempo acumulado para que pueda estar vacío.
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Además de nuestra relación con el exterior, por dentro, cada uno de nosotros era una bóveda donde retumbaba el silencio que guardábamos ante los demás. En ese silencio interior, tronaba nuestro más absoluta repulsión ante el ejercicio violento, estallaba nuestra rebeldía por aquellos métodos totalitarios y sonaba nuestra solidaridad más puramente humana con las víctimas o las muertes que recordábamos aquel día, y que hoy se revelan, ya, como la única verdad imperecedera, la única consecuencia sin remedio, lo único que ya no acabará nunca.