“¿Desea usted un Estado Catalán nuevo o prefiere seguir viviendo en la España de los años 50?”
Una pregunta sencilla, fácil de entender y que lleva de la mano hasta la urna con la papeleta adecuada a los más tontos de los votantes. Es verdad que el Estat Català no era tan nuevo. Fue el nombre de un partido fundado el 18 de julio de 1922 (como el Alzamiento franquista, como el Quinto Regimiento) por Francesc Macià, el del corazón delator (© Edgar A. Poe). Fue también la cabecera de su órgano de prensa.
Corazón de Macià proclamó la República Catalana el 14 de abril de 1931. tres días después llegaron a Barcelona Fernando de los Ríos, Marcelino Domingo y Nicolau d’Olwer y le pierden que se la envaine a cambio de la recuperación de la Generalidad de Cataluña, nombre que sustituiría al Consejo presidido por Macià, lo que éste aceptó encantado. Si ustedes vieron en los 70 aquella inmensa ‘Alias Serrallonga’, de Els Joglars, tienen aquí una explicación histórica de la última escena: los bandidos entregan las hoces y las pistolas a cuenta de souvenirs, cuentas de vidrio, quincalla.
El sábado 6 de octubre de 1934, el sucesor de Macià (muerto diez meses antes), Lluis Companys, proclamó el Estat Català desde el balcón de las proclamas. El general Batet, por orden del Gobierno de la República, emplazó dos cañones ante el edificio de la Generalidad y ante la Casa Consistorial y en diez horas acabó con la pamema, mientras Dencàs, jefe de las brigadas de asalto que eran los escamots, trataba de huir por el alcantarillado.
Dos precedentes, dos fracasos, pero esto son menudencias. ¿Un Estat Català nou o una Espanya vella? Qué Gran Pregunta para una Gran Idea.