Del primero recuerdo su estampita puesta en el altavoz de la radio de la cocina de mis padres mientras una tia abuela escuchaba el rosario. Debió de realizar un gran cambio dentro de la iglesia católica, lo cual no se si es merito especial, puesto que realmente la organización estaba muy necesitada de cambio si quería mantener el chiringuito como estaba. Es decir, consiguió cambiar lo accesorio para no cambiar lo importante. Y así se hizo. A partir de entonces, por ejemplo, se empezó a tocar la guitarra en las iglesias, símbolo aun de progresismo eclesial.
Con respecto a Wojtila soy más beligerante puesto que lo he conocido durante todo su reinado terrenal. Recuerdo su condescendencia con los numerosos casos de pederastia de sus subordinados, su brazo de hierro con los que dentro de su organización no pensaban exactamente como él, así como su especial dogmatismo, que ha llevado a la iglesia a escorarse más aun si cabe hacia una derecha radical y extrema.
Ciertamente ninguna de las dos decisiones que hoy firma el tan "renovador" papa actual va a influir especialmente en mi vida cotidiana, no porque no lo quieran, simplemente porque su fuerza actual en una sociedad cada vez mas laica hace que nos importe un higo sus nombramientos de santos y de demonios. Pero puesto que ellos opinan de lo que acontece fuera de sus iglesias me reservo el derecho de opinar sobre lo que realizan dentro de las suyas y, sin ninguna duda puedo afirmar que no serán ni uno ni otro santos de mi devoción.