Arabia Saudí es el único país del mundo en el que no se permite conducir a las mujeres. Es un ejemplo de la discriminación que sufren las mujeres saudíes en la ley y en la práctica. Para casarse, cursar estudios superiores, realizar un trabajo remunerado, viajar o someterse a ciertas intervenciones quirúrgicas, las mujeres saudíes necesitan el permiso de un tutor varón, lo que las mantiene relegadas a un papel secundario en la sociedad.