Imagen de republica.com y texto de Pablo Martín en elplural.com |
Decía estos días Artur Mas a sus huestes que debían crear un nuevo partido y “dejar de lado lo que ya no sirve”. No tuvo el President la agilidad, ni física ni mental, para apartarse disimuladamente mientras pronunciaba estas palabras tan acertadas para definir su situación.
Durante todos estos años en política me he hartado de escuchar que los partidos políticos no son corruptos, sino que son las personas las que se corrompen. Es cierto. Pero siempre he añadido que hay partidos que tienen más personas corruptas que otros. Porque está en la génesis de su creación la manera de actuar de quienes lo forman. Incluso su estructura ha sido pensada y diseñada para ello por esas personas.
Que sea Artur Mas el que de algún modo continúe pilotando este hipotético renacimiento, pone de manifiesto la inanidad del mismo.
CDC es lo que es porque durante todos estos años quienes la han integrado han trabajado y hecho las cosas de una manera determinada. Si esas personas no cambian o, al menos, no varían su forma de trabajar, pueden denominarse del modo que quieran y aprobar los Estatutos más transparentes, pero seguirán funcionando igual.
Y, a pesar de algunas dimisiones puntuales motivadas por la deriva soberanista del partido, siguen estando los mismos que lo han llevado hasta su actual situación.
En la política no hay nada más viejo que pretender aparentar ser nuevo. Artur Mas debería saberlo porque no es un recién llegado.