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Hollande, duele decirlo desde la izquierda, ante un horizonte electoral negativo, amenazado por el empuje de una derecha extrema en auge, ha decidido pescar en el fértil caladero de las pasiones y las emociones inoculadas en un desconcertado pueblo francés. Todos compiten ahora en ese caladero, incluso la izquierda, abandonada a su suerte. Hollande sufre una erección bélica, simbolizada en el perfil fálico de las toneladas de bombas inteligentes, lo único inteligente en una guerra, que arroja a diario contra el Estado Islámico.