La celebración de la Diada de Cataluña este lunes volvió a llenar el centro de Barcelona con miles de manifestantes independentistas convocados por la Asamblea Nacional Catalana. El objetivo esta vez era reivindicar que la independencia sigue siendo su objetivo por más que se negocien vías de alivio penal vía indultos o como quieran llamarlo.
Al día siguiente los "rasgados de vestiduras, ladridos y amenazas" desde la derecha más montaraz en boca de Aznar no se hicieron esperar.
Al día siguiente los "rasgados de vestiduras, ladridos y amenazas" desde la derecha más montaraz en boca de Aznar no se hicieron esperar.
Pero una cosa es el calor de una manifestación, terreno abonado para el maximalismo, o subirse a un estrado a vociferar sobre los peligros del separatismo y el comunismo, y otra, el día después, cuando hay que seguir trabajando consensos para la investidura.
Toca recuperar la política y llevar los conflictos —que existen— al terreno del diálogo.
Toca recuperar la política y llevar los conflictos —que existen— al terreno del diálogo.
Cualquier debate serio debe hacerse lejos de las presiones de la calle y de las amenazas golpistas.
Tras la Diada y los insultos de Aznar y sus seguidores llega el momento de la política para todos los catalanes, independentistas o no, y el resto de los españoles. No es tan difícil.
Tras la Diada y los insultos de Aznar y sus seguidores llega el momento de la política para todos los catalanes, independentistas o no, y el resto de los españoles. No es tan difícil.