¡¡Qué difícil es ser creyente en Marruecos!!

El rey es la máxima autoridad política, militar y religiosa de Marruecos.
Sin embargo, Mohamed VI pasa cada vez más tiempo fuera, alrededor de 200 días al año, dejando un vacío de poder y cuestionando su autoridad política porque no es fácil, dirigir un país "on line".
Su escasa implicación tras el terremoto evidencia que el país necesita cambiar su estilo de liderazgo para evitar una crisis institucional.
Pero su escaso interés político no impide que militarmente tenga todo "controlado" y no hay marroquí que quiera vivir tranquilo en su país y que se atreva a realizar la más mínima crítica al jefe supremo.
Pero es que encima es la máxima autoridad religiosa. Es decir, para los creyentes es el representante de Ala en Marruecos. Es él quien vela por el respeto al Islam. El que vigila que nada ni nadie le haga sombra.

Por cierto es el líder de una religión que obliga a sus seguidores a dar limosna a los más pobres de la comunidad, ya sea con dinero o en especie. Pero él, además de ser uno de los africanos más rico, con muchos, muchos millones de euros en sus bolsillos, observa como sus súbditos malviven, mueren de hambre y/o carecen de vivienda, y en vez de solidarizarse con "los pobres", tal como le manda la religión que dirige, se deja fotografiar sacándose un poquito de sangre. 
¡Qué difícil es ser creyente en esas circunstancias!