El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 19 de septiembre de 2023

El dilema de Puigdemont y los "indepes".
¿Sabrán dejar el orgullo a un lado,
dejar el todo o nada, el cuanto peor mejor,
y apostar por cambios y avances de acuerdo a la ley?

Puigdemont parece desconocer que él mismo está expatriado, que su partido ha caído hasta el quinto lugar en votos en Cataluña, y que unas nuevas elecciones por su culpa no le beneficiarían precisamente... Y no parece que esté en condiciones de decir que las reglas de la investidura las pone él. Se enfrenta a un dilema: cómo regresar al redil de Sánchez, para no desperdiciar su capital negociador en esta legislatura, sin hundirse como el partido de Oriol Junqueras.

Su votante está aún muy frustrado por el fracaso de 2017. Demostró su hartazgo en las pasadas elecciones, absteniéndose de forma generalizada contra sus líderes. A cada Diada, la movilización civil se reduce. A fin de cuentas, un ciudadano independentista lo es para lograr un Estado propio, no para salvar sin más los muebles frente a la respuesta judicial.

El problema es que sus representantes acabarán chocando siempre con la línea roja del referéndum. Sólo pueden obtener de facto cesiones autonomistas, como el uso del catalán en las instituciones estatales, o librarse de las causas penales abiertas.

La mayor debilidad del independentismo siempre ha sido que se rompiera la confianza entre sus votantes y partidos. Su mayor síntoma es que el constitucionalismo se impuso el 23-J. No es solo que el PSC pueda alcanzar la Generalitat; también hay otros riesgos para Junts y ERC a largo plazo, si la política catalana se mantiene en el mismo punto.
Y depende de ellos que así sea.
¿Sabrán dejar el orgullo a un lado, 
dejar el todo o nada, el cuanto peor mejor,
y apostar por cambios y avances
de acuerdo a la ley?