en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

Enrique Galván:

No podemos dejar ganar a quienes degradan la política

martes, 5 de septiembre de 2023

A pesar de lo que he comentado anteriormente,
la propuesta de Urkullu merece una repensada,
porque ...

La propuesta tiene muchas características positivas, sin contar los derechos históricos ni las bilateralidades. Un raca-raca difícilmente asumible ni entendible. Quitando eso, merece hablarse de esta alternativa de futuro.
Hay que tener en cuenta que se plantea formalmente como un plan para España, no solo para Euskadi.
Algo también oportuno porque ahora se discute, sobre todo, cómo deba ser el futuro del conjunto del Estado.

La virtud de Íñigo Urkullu (EL PAÍS, 31 de agosto) es que replantea la cuestión territorial desde el nacionalismo periférico como un pacto para repensar su inclusión, y no para la escisión.
Y sin ninguna condición férrea inmediata o cortoplacista, desde ya (referéndum, amnistía). Es una alternativa posibilista yfrente a los ruidos que viene de Bruselas (Puigdemont y Cia)
Entiende así lo que otros olvidan: 
facilitar una legislatura progresista que evapore el fantasma ultraderechista —presencial, o por delegación o contagio— no es solo tarea de la izquierda, sino interés existencial de los nacionalismos democráticos.